lunes, 26 de enero de 2009

Viaje perfecto







Por fín sin exámenes. El viernes estaba agotada, pero según se acercaba el momento de coger el autobús, mi cuerpo iba recobrando energías desaparecidas desde navidad...






El viaje no se me hizo escesivamente largo a pesar de ser bastantes horas de viaje. A las 21.15 estaba ya montada en un coche granate conduciendo rumbo a Marín. El camino me resulta ya conocido. La tormenta nos acompañó durante todo el trayecto. Cena rica y compañía más rica aún... Plan de la noche inmejorable: palomitas, pizza, peli... y abrazos, muchos abrazos... por desgracia no aguanté mucho tiempo en estado de vigilia y pronto me introduje en la primera fase de sueño cuando la peli no llevaba ni 30 minutos puesta...






El sábado nos deparaba una gran sorpresa... hacía sol!!! Así que decidimos realizar un poco de turismo por tierras galegas y nos decidimos por Baiona (gran consejo de mis guapísimas compis de piso). Baiona (villa con historia, por ser el puerto donde llegó La Pinta en 1493), nos esperaba con gratas sorpresas para nosotros. Paseamos por playas, murallas, castillo, torres, ermita y el club náutico... todo en una mañana increíble.... Pero lo mejor no era ver todos aquellos rincones mágicos, ni sentir esa ilusión que te inunda en las vacaciones de tu infancia, cuando paseas de la mano de tus padres por sitios que en ese momento te parecen inmensos, de cuento; y que si tienes la suerte (o la desgracia) de visitar años después, te das cuenta de que no son ni la mitad de grandes e increíbles de lo que tu memoria guarda. No, no era eso, era otro sentimiento, más fuerte, más intenso... Una fuerza que me atraía hacia cada rincón, que me hacía tirar de la mano de mi compañero hacia mí, para retenerlo a mi lado, pero no por miedo a perderlo, sino por miedo a salir de aquel recinto amurallado, por miedo a que la magia desapareciera... Pero no fue así.






La noche fue genial. Conocer a personas con otras maneras de pensar, de afrontar la vida, siempre hace que tu mente se abra. Siempre es bueno abrir la mente. Hace un tiempo (no tanto) me consideraba una persona con ideas claras. Ahora me doy cuenta... desconfía de quien tiene opiniones sobre todo, de quien dice estar en posesión de la verdad, pues puede que no esté equivocado, pero siempre será una versión parcial del mundo. La verdad, como todo, es relativo.






Pero volviendo a mi fin de semana, la noche en Pontevedra me supo a poco, pero el tiempo y mi cansancio no dieron para más. Así que de vuelta al piso y otro intento de peli (esta vez no fui yo la que se durmió XD).






El domingo fue un día dulce... dulces los churros, dulces los crêpes y dulces los besos de despedida...






Lo mejor... ÉL. Lo mejor porque me he dado cuenta de que, si bien la felicidad es un estado de ánimo que no se puede mantener indefinidamente en el tiempo, creo que por unos días, la alcancé, y la tuve en un grado totalmente desconocido para mí. Pequeños momentos, pequeños detalles que hacen que te des cuenta de quieres a esa persona, que la quieres más de lo que creías...

1 comentario:

veril dijo...

Oh my gooood! jejeje mucho más poetico que el mio, está genial. Siento haberte arrancado tan pronto de la noche pontevedresa y haberme dormido...xd. Bss mia chica!!