miércoles, 28 de enero de 2009

Allí estaré




La lluvia cae sobre ti

y tú, levantas la cara

a pesar de la noche,

a pesar del cansancio.



Con el uniforme mojado,

alzas la mano a tu pelo

y extrañas la caricia,

aún queda mucha noche...



Y a cientos de kilómetros

otra mano se alza

intentando alcanzar tu abrazo.



Si te faltan fuerzas

yo te las daré,

con un beso, "mi chico",

allí estaré.

lunes, 26 de enero de 2009

Viaje perfecto







Por fín sin exámenes. El viernes estaba agotada, pero según se acercaba el momento de coger el autobús, mi cuerpo iba recobrando energías desaparecidas desde navidad...






El viaje no se me hizo escesivamente largo a pesar de ser bastantes horas de viaje. A las 21.15 estaba ya montada en un coche granate conduciendo rumbo a Marín. El camino me resulta ya conocido. La tormenta nos acompañó durante todo el trayecto. Cena rica y compañía más rica aún... Plan de la noche inmejorable: palomitas, pizza, peli... y abrazos, muchos abrazos... por desgracia no aguanté mucho tiempo en estado de vigilia y pronto me introduje en la primera fase de sueño cuando la peli no llevaba ni 30 minutos puesta...






El sábado nos deparaba una gran sorpresa... hacía sol!!! Así que decidimos realizar un poco de turismo por tierras galegas y nos decidimos por Baiona (gran consejo de mis guapísimas compis de piso). Baiona (villa con historia, por ser el puerto donde llegó La Pinta en 1493), nos esperaba con gratas sorpresas para nosotros. Paseamos por playas, murallas, castillo, torres, ermita y el club náutico... todo en una mañana increíble.... Pero lo mejor no era ver todos aquellos rincones mágicos, ni sentir esa ilusión que te inunda en las vacaciones de tu infancia, cuando paseas de la mano de tus padres por sitios que en ese momento te parecen inmensos, de cuento; y que si tienes la suerte (o la desgracia) de visitar años después, te das cuenta de que no son ni la mitad de grandes e increíbles de lo que tu memoria guarda. No, no era eso, era otro sentimiento, más fuerte, más intenso... Una fuerza que me atraía hacia cada rincón, que me hacía tirar de la mano de mi compañero hacia mí, para retenerlo a mi lado, pero no por miedo a perderlo, sino por miedo a salir de aquel recinto amurallado, por miedo a que la magia desapareciera... Pero no fue así.






La noche fue genial. Conocer a personas con otras maneras de pensar, de afrontar la vida, siempre hace que tu mente se abra. Siempre es bueno abrir la mente. Hace un tiempo (no tanto) me consideraba una persona con ideas claras. Ahora me doy cuenta... desconfía de quien tiene opiniones sobre todo, de quien dice estar en posesión de la verdad, pues puede que no esté equivocado, pero siempre será una versión parcial del mundo. La verdad, como todo, es relativo.






Pero volviendo a mi fin de semana, la noche en Pontevedra me supo a poco, pero el tiempo y mi cansancio no dieron para más. Así que de vuelta al piso y otro intento de peli (esta vez no fui yo la que se durmió XD).






El domingo fue un día dulce... dulces los churros, dulces los crêpes y dulces los besos de despedida...






Lo mejor... ÉL. Lo mejor porque me he dado cuenta de que, si bien la felicidad es un estado de ánimo que no se puede mantener indefinidamente en el tiempo, creo que por unos días, la alcancé, y la tuve en un grado totalmente desconocido para mí. Pequeños momentos, pequeños detalles que hacen que te des cuenta de quieres a esa persona, que la quieres más de lo que creías...

lunes, 12 de enero de 2009

La máquina del café

Acabo de salir del examen. No ha sido tan malo como pensaba, sistema afiliativo, amistad, apego al principio de la vida adulta, y un poco de imaginación para responder a qué hacer con niños ansiosos-ambivalentes (qué difícil va a resultar tener hijos).

Ahora, mientras espero a mi compi de piso, que espero no se olvide de que le dije que estaría en delegación, escucho a traves de la puerta de "mi rinconcito privado" el sonido de la máquina del café. ¿Quién estará echando monedas en ese viejo trasto que siempre funciona menos cuando a mí me apetece? Cuánto odio esa máquina y sin embargo, cuántas conversaciones he tenido junto a ella en este año y medio que llevo aquí... Cuántas risas antes de entrar en clase...Y más aún... ¿con cuántas personas desconocidas he hablado mientras esperaba mi "aguachirri"? ¿Cuántas me quedan por conocer?

Oigo ruidos en la puerta... quizás es Alba

domingo, 11 de enero de 2009

Rinche

"El lugar dónde, cuando éramos pequeños, escondíamos nuestras cosas para que nadie pudiera quitárnoslas; ninguna otra persona debía conocer el lugar."

No me acuerdo cúando fue la última vez que visité el mío, quizá me hice mayor...

Orgullo

¿Es el orgullo algo malo? ¿Un sentimiento que nos quita valor como personas? El orgullo es definido como “arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas” (RAE).

Pero, ¿y el sentirse orgulloso de alguien? Creo que son cosas distintas. Cuando era pequeña sentía admiración por muchas personas, mis padres, profesores, primos mayores… según vas creciendo empiezas a ver defectos y conductas que creías impropias de determinada persona. Es entonces cuando la admiración decae, y comienzas a amar a esa persona imperfecta más incluso que antes, pues ves sus defectos y aún así sientes un inmenso cariño por ella. Pero ya nos es admiración.

Un día me atreví a decirle a mi mejor amiga que me sentía orgullosa de ella y de cada uno de nuestros amigos. Cada uno tenía una cualidad que yo, en cierto modo, envidiaba. Ya fuera la sinceridad a la hora de decir lo que pensaba, el esfuerzo, la imaginación…. todo ellos me fascinaba. Pero mi amiga se rió, y mi orgullo se sintió un poco herido. Por lo que no volví a decirles nada. Ahora me arrepiento, pues aunque con los años vi que mis amigos tenían defectos como todos los demás, esos pequeños detalles que les caracterizaban entonces siguen estando presentes hoy en día.

Hay otras personas que entran en tu vida, sin avisar, como un regalo. Esas personas que llegan cuando menos te los esperas, en medio de una tormenta… Como este verano.
Alguien mágico apareció un día de agosto, cuando menos receptiva estaba, cuando peor lo estaba pasando. Es bueno saber, que por muchas barreras que se pongan, ciertas personas se empeñan en romperlas. Y lo consiguen, poco a poco hacen que salgas de ese círculo de pensamientos reiterativos, negativos, en el que te hayas perdida. Y empiezan a ocupar tus pensamientos. Descubres cualidades increíbles en esa persona, al principio te resistes. Pero con el paso de los días eres tú quien quiere entrar en su vida, en su corazón. Y ocupar sus pensamientos…

Ahora, tengo una nueva persona de la que sentirme orgullosa. Y no tengo miedo de descubrir sus defectos, ni de que se ría si le digo que estoy orgullosa de él. Hoy no hay vergüenza. Puedo decirle que admiro su dedicación, su esfuerzo, su devoción por lo que hace… Y sobre todo, me siento orgullosa por estar a su lado, porque me haya elegido para compartir su tiempo. Tiempo que sin importar cuánto, aprovecharé al máximo.

Galicia


Nunca pensé en escribir un blog, no sé muy bien por qué lo hago pero hoy, precisamente hoy, agobiada por el examen de mañana, a las puertas de mi estación de máximo estrés que son los exámenes, no dejo de pensar en la sensación de felicidad que me invade.

¿Cómo es posible que una persona pueda hacernos tan felices? Una persona, que como todos los humanos, puede fallarnos, aún sin malicia.... y sin embargo, no es poca la confianza que depositamos en la persona amada. Todas nuestras ilusiones, sueños, deseos... todos ellos son transferidos a ese ideal en el que se convierte él, "nuestro chico".

Y ahora, mientras echo una mirada despectiva a los apuntes de Desarrollo Sexual, desperdigados por mi mesa, mis ojos se desplazan hacia las fotos, y mi mente vuela hasta un rincón de Galicia, donde realmente me gustaría estar...

El círculo del noventa y nueve

Pero qué pasaría
si la iluminación llegara a nuestras vidas
y nos diéramos cuenta, así, de golpe,
de que nuestras noventa y nueve monedas
son el cien por cien del tesoro.
Que no nos falta nada,
que nadie nos ha quitado nada,
que no es más redondo el número cien
que el noventa y nueve.
Que es sólo una trampa,
una zanahoria que nos han puesto ante nosotros
para que seamos estúpidos,
para que tiremos del carro,
cansados, malhumorados,
infelices y resignados.
Una trampa para que nunca dejemos de empujar
y para que todo siga igual.
¡Eternamente igual!
Cuántas cosas cambiarían
si pudiéramos disfrutar
de nuestros tesoros tal como son.