domingo, 15 de febrero de 2009

Debajo del agua


Hoy ha sido un día muy corto. Primero porque anoche me acosté tarde y no tenía ni pizca de ganas de levantarme, pero tenía que pasar la prueba de socorrismo para poder currar este verano así que es lo que tocaba.

He llegado a la piscina a las 12 y me ha tocado esperar una hora hasta que he podido tirarme a por el dichoso muñeco. Han sido los segundos más largos de mi vida (digo segundos porque no sé exactamente cuánto tiempo he estado debajo del agua) sólo sé que intentaba recordar todos los consejos de mis amigas socos; cabeza hacia abajo (para no tener sensación de ahogo), tragar saliva, brazadas largas y no mirar... así que cuando me he querido dar cuenta casi me choco con el maniquí. He tirado de él con todas mis fuerzas, soltando las últimas moléculas de O2 que me quedaban, y he salido a la superficie... Las piernas me temblaban, pero estaba feliz. La verdad es que ha habido una persona que ha influído mucho en que haya sido capaz de realizar la prueba. Alguien que me da confianza y tranquilidad siempre que lo necesito...

Cuando estás debajo del agua las cosas cambian; hay un silencio pleno, pero no solo en el exterior sino también dentro de ti. Eres consciente de cada parte de tu cuerpo pero también de todos tus pensamientos. No sé si sería la falta de oxígeno pero la experiencia es fantástica (si le quitas la presión de que estás pasando una prueba claro...). Todos deberíamos tener unos minutos al día para experimentar algo parecido, y dejarnos llevar....

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